No es ningún secreto que, a medida que nos hacemos mayores, las personas sufrimos ciertas enfermedades y afecciones.
Pues lo mismo sucede con nuestros compañeros gatunos.
La osteoartritis felina es una dolencia bastante común en gatos pero también infradiagnosticada.
¿Qué es la osteoartritis felina?
La osteoartritis felina (OA), es una enfermedad degenerativa que afecta a las articulaciones del gato, en la que el cartílago de la articulación se desgasta y pierde su capacidad de protección, provocando dolor y cambios en la funcionalidad de la misma.
Este problema es bastante más frecuente de lo que podríamos imaginar: en un amplio estudio (1), realizado con gatos de todas las edades (incluyeron desde gatitos hasta gatos de 20 años), concluyeron que el 92% de los gatos presentaban signos radiológicos de artrosis en, al menos, una articulación.
¿Qué provoca la osteoartritis en los gatos?
La osteoartritis felina tiene dos principales factores de riesgo:
- Edad. Aunque podríamos pensar que este problema solo afecta a gatos geriátricos, en realidad es un problema que puede afectar a gatos de todas las edades. En un estudio (2) realizado con 100 gatos mayores de 6 años, en el que se realizaron radiografías de las extremidades, se hallaron signos radiológicos de OA en al menos una extremidad en el 61% de los gatos. Y, además, el 48% de los gatos presentaban signos de OA en más de una extremidad.
- Sobrepeso. Desde hace años se pensaba que el sobrepeso era un factor de riesgo debido a la sobrecarga articular pero, en realidad, el exceso de tejido adiposo subcutáneo produce mediadores inflamatorios que pueden llegar a acumularse produciendo inflamación en las articulaciones.
Otras posibles causas podrían ser factores genéticos, congénitos o traumatismos, como fracturas o lesiones que puedan afectar a las articulaciones del felino.
Síntomas y diagnóstico
El diagnóstico de la osteoartritis felina es a veces complicado, ya que la cojera no es un signo frecuente de dolor en gatos con este problema.
Los signos más comunes de este problema suelen ser cambios de comportamiento: aunque pueden dormir hasta 18 horas al día, cuando están despiertos, los gatos son muy activos y les gusta saltar, correr, cazar… De modo que, cuando un gato deja de realizar actividades que le gustan, como saltar encima de una mesa, subir a lugares elevados o bien disminuye su nivel general de actividad, deberíamos sospechar que pueda estar sufriendo dolor articular.
Algunos cambios de comportamiento que podrían ser indicativos de este problema son:
- Reducción de la actividad general.
- Dificultad para saltar a los lugares donde antes lo hacía.
- Cambios en la manera de moverse o caminar.
Aunque se trata de una enfermedad difícil de diagnosticar, una herramienta muy útil es el cuestionario Feline MiPSC. Este pequeño test, permite valorar con sólo seis preguntas, si tu gato puede estar sufriendo este problema.
En la clínica podemos realizar diversas pruebas diagnósticas: además de la exploración en la consulta, realizamos radiografías para valorar la presencia de osteofitos. Como la mayoría de los gatos suelen estar muy inhibidos en la consulta, también nos pueden resultar muy útiles las grabaciones caseras de los propietarios, ya que nos permiten observar cómo se mueve el gato en su entorno habitual.
Aunque, por desgracia, la osteoartritis es un problema degenerativo crónico, hoy en día existen tratamientos para disminuir el dolor y mejorar la calidad de vida de los gatos que la sufren. Si sospechas que tu gato puede estar sufriendo dolor articular, es importante que un veterinario lo revise para instaurar el tratamiento más adecuado.
Bibliografía:
1. Lascelles BD, Henry JB 3rd, Brown J, Robertson I, Sumrell AT, Simpson W, Wheeler S, Hansen BD, Zamprogno H, Freire M, Pease A. Cross-sectional study of the prevalence of radiographic degenerative joint disease in domesticated cats. Vet Surg. 2010 Jul;39(5)
2. Slingerland LI, Hazewinkel HA, Meij BP, Picavet P, Voorhout G. Cross-sectional study of the prevalence and clinical features of osteoarthritis in 100 cats. Vet J. 2011 Mar;187(3)