Los collares eléctricos plantean un riesgo para el bienestar de los animales, así como para la salud pública. El Grupo de Etología Clínica (GRETCA) de AVEPA (asociación de veterinarios especialistas en pequeños animales) recomienda NO usar collares eléctricos.
Problemas y riesgos asociados al uso de collares electrónicos
- NO SOLUCIONAN LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA
Aunque muchos propietarios han utilizado tradicionalmente los collares eléctricos para solucionar problemas de conducta, éste es un método no recomendado por los especialistas en comportamiento. Los collares eléctricos NO TIENEN EN CUENTA LA CAUSA DEL PROBLEMA, NI INTENTAN CORREGIRLA. Con su uso, el problema inicial puede empeorar, quedar enmascarado o expresarse de otra manera. - SON CONTRAPRODUCENTES EN LOS ENTRENAMIENTOS DE OBEDIENCIA
Enseñar nuevas conductas mediante métodos aversivos como los collares eléctricos, además de un método cruel, es totalmente innecesario. Se pueden enseñar conductas nuevas mediante el uso de premios, en lugar de enseñar para evitar un castigo. Es evidente que el estado emocional del perro y su relación con el propietario en ambos casos serán muy diferentes. - PUEDEN CAUSAR PROBLEMAS DE SALUD EN EL PORTADOR
Para que un collar eléctrico sea efectivo, el borne de metal debe estar tocando la piel. Esto puede provocar necrosis por presión en la piel del cuello o quemaduras de distinto grado si el collar no funciona correctamente. - PUEDEN SER CAUSA DE LESIONES A PERSONAS U OTROS ANIMALES
Las descargas eléctricas son estímulos dolorosos y pueden desencadenar reacciones agresivas, o empeorarlas si está en medio de un ataque. Además, castigar las señales de aviso de agresividad (como los gruñidos), puede hacer que el perro acabe por no mostrarlas. Esto implicaría un agravamiento del problema y de la peligrosidad del perro, ya que podría mostrar la conducta agresiva sin previo aviso.
Llegados a este punto, concluimos que para el buen adiestramiento y entrenamiento del animal, el dolor nunca puede ser una opción válida y sí el estímulo positivo en base al cariño y los premios, que además fomenta la buena relación y la complicidad entre el cuidador y su perro.