Los gatos utilizan la boca diariamente para todo tipo de actividades como comer, cazar y asearse. Además, junto con los ojos, la boca de un gato es una de las zonas con más riesgos de infecciones.
Un gato comienza a cambiar hacia sus dientes definitivos sobre los 3-4 meses. Para controlar posibles trastornos en su boca, es muy útil saber los dientes que tienen en total: 30 piezas dentales (12 incisivos -6 superiores y 6 inferiores; 4 caninos o colmillos -2 superiores y 2 inferiores-; 10 premolares -6 arriba y 4 abajo; 4 molares -2 arriba y 2 abajo-.)
Igual que tú te lavas los dientes cada día con regularidad para prevenir caries, entre otras cosas, un control adecuado de la higiene bucal de tu gato te ahorrará muchos problemas. Sigue leyendo para ver cuáles son los problemas dentales más comunes.
4 trastornos bucales más frecuentes
- Primeros dientes. Los gatos también padecen dolor con la aparición de los primeros dientes de leche, que empiezan a salirles sobre las 2-4 semanas.
- Como en el caso de los humanos, la acumulación excesiva de sarro en los espacios entre los dientes, o entre estos y las encías, provoca inflamación e, incluso, pérdida de piezas dentales.
- Resorción dental. Se trata de una enfermedad que provoca la inflamación de los tejidos cercanos a los dientes y, en consecuencia, la raíz de estos se deteriora y las piezas dentales se debilitan hasta caerse.
- Otra de las patologías que causa hinchazón en las encías, puede aparecer por varios motivos: sarro, infecciones, trastornos del metabolismo o una alimentación inadecuada.
¿Cómo detectarlos?
Existen una serie de síntomas que puedes observar en tu gato y que te indicarán que algo no va bien en su boca. Te los resumimos en 6 puntos:
- Olor fuerte de la boca y mal aliento. Pueden ser síntoma de infecciones o enfermedades dentales.
- Encías enrojecidas, inflamadas e, incluso, sangrantes. A menudo, con la inflamación es probable que tu gato también tenga fiebre.
- Cambios de humor. Si se trata de problemas dentales, es posible que rehúya tus caricias en zonas cercanas a la boca.
- Falta de apetito. Rechazan la comida y prefieren ingerir alimento blando que no requiera masticarlo.
- Hipersalivación. Exceso de baba y, en ocasiones, saliva espesa o con pus.
- Formación de sarro, retracción de las encías o ganglios linfáticos inflamados.
¿Cómo prevenirlos?
Una buena higiene bucal, además de una alimentación adecuada y las revisiones regulares al veterinario, son clave para que tu gato esté sano y asegurar su salud dental. A continuación, te dejamos unos consejos:
- Revisa la boca de tu gato. Comprueba que no tenga ningún diente roto, inflamación o sangrado de encías.
- Cepíllale los dientes. Utiliza una pasta de dientes específica para gatos e intenta lavárselos una vez a la semana.
- Escoge una alimentación adecuada. Hay muchos piensos que no tienen los niveles nutritivos correctos y que, además, no ayudan a combatir el sarro.
- Cambia con regularidad el agua de su cuenco y mantenlo limpio.
- Modera la cantidad de premios que le das a tu gato. Por supuesto, tienen que ser siempre específicos para gatos.
Además, para garantizar la salud de tu gato, es recomendable realizar las revisiones cuando toca y, de vez en cuando, una limpieza bucal para evitar los problemas y enfermedades que te hemos explicado.