A menudo vemos en las noticias que llegan a nuestro entorno especias que anteriormente no lo habitaban. Durante muchos veranos, por ejemplo, se ha hablado de la avispa asiática, una especia invasora que puede acabar perjudicando, y mucho, nuestra fauna. Por otro lado, cada vez es más habitual que en nuestros hogares, además de tener perros o gatos, vivan pájaros exóticos, iguanas o otros animales que han venido des de muy lejos.
¿Dónde está el problema?
Por desgracia, algunos de estos animales exóticos o foráneos se escapan o son abandonados. Y, cuando esto sucede, su gran capacidad de adaptarse al medio acostumbra a provocar que colonicen el entorno.
¿Qué significa colonizar el entorno?
Estos animales, que algunos califican de invasores, se adueñan del entorno donde viven y, a la práctica, su adaptación acaba siendo perjudicial para el medio ya que puede provocar la desaparición de alguna especie autóctona.
¡Imaginaros la consecuencias que puede tener el hecho de liberar una rana exótica en un rio o una tortuga americana en un arroyo!
Extremar precauciones
Hay que tener en cuenta que muchos de estos animales exóticos adquieren medidas considerables. Cuando se adopta un animal, se adquiere un compromiso vitalicio, y por lo tanto debe de ser para toda la vida. Si se dejan en libertad, fuera de su hábitat natural, se encuentran sin depredadores de su especie, y eso hace que su población aumente poco a poco hasta colonizar la zona y expulsar a las especies autóctonas. También hay que saber que los animales exóticos acostumbran a ser salvajes, y su comprador no podrá satisfacer sus necesidades.
Además, hay que tener muy claro que se adopta o se adquiere en el momento de hacerlo, ya que algunos de estos animales pueden ser fruto del contrabando y de las mafias, y si no llega con la documentación que acredite su procedencia, el propietario podría incurrir en un delito de tráfico de especies.